Decidí no pensar mas en ello y me dispuse a volver a mi casa, caminando por esas calles que conocía tanto como la palma de mi mano.
Pero parecía que mi cabeza volaba y se enontraba a miles de kilometros, pues al cruzar en una esquina, no me di cuenta que venía un auto.
Sentí el sonido de las llantas, un poco de humo salio al frenar bruscamente y del puro susto caí al suelo, sintiendo que el corazón me latía a mil por hora. Menos mal no me había lastimado ni nada, pero mis cuerpo entero temblaba por todo lo ocurrido hacía solo unos segundos...
Ví como alguien se bajaba del auto y me quedaba mirando unos segundos...
Esos segundos que mis ojos se encontraron con los suyos... Me parecieron eternos..
-hey! estas bien hombre...mira para no ver el auto venir...- Me dijo, mientras su expresión parecía un poco perturbada-¿quieres que te lleve a un médico? ¿algo?-me miró largo rato, esperando una respuesta. De pronto, me di cuenta que seguía sin responderle nada.
-Pues... n-no te preocupes... estoy bien... -dije al tiempo que me paraba y limpiaba mi ropa del polvo- No le pasó nada a tu auto?
-No... no le pasó nada... -me miró fijamente unos segundos - Estás seguro que te encuentras bien? En serio no quieres que te lleve donde un médico?
-No es nada, tranquilo... -reí mientras veía que entraba unos segundos al auto y luego salía con un pequeño papel en la mano
-Toma, este es mi nombre y mi numero de teléfono... si te sientes mal o luego te ocurre algo debido a esto, por favor, no dudes en llamarme. -me paso el papel y luego se subió al auto.

Me quedé parado al menos 2 minutos viendo como a lo lejos se perdía.
-¿Qué demonios ocurrió? -susurre despacio y miré el papelito
Jung Yunho...
Supongo que era hora de volver ya... Movi mi cabeza de un lado a otro, como despejandola y me dispuse a seguir caminando sin rumbo.
De pronto llegué hasta un bar que no conocía... Sí definitivamente mi cabeza estaba en la luna. Entré con algo de temor, pero le habia dicho a mi madre que esa noche llegaría tarde, así que preferí distraerme un rato más. Me acerqué a la barra y pedí un trago suave, volteandome a mirar a la gente que se encontraba en el lugar.
Y tenía razón, aquella noche, sería una noche muy larga...
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